«Recorridos inesperados.»
Qué difícil resulta recomponerse en la vida cuando ésta nos da un vuelco repentino y nos deja desorientados/as. Lo hemos estado viendo durante los dos últimos años con el problema de la pandemia. A todos y a todas nos ha afectado profundamente, de una u otra manera. No estoy incorporando nuevos datos a lo que ya sabemos, solo una reflexión más sobre el recorrido inesperado que han dado nuestras vidas, nuestras sociedades y nuestra forma de enfrentarnos a las situaciones.
Este último domingo día 20 de Febrero, lo hemos visto en las obras que las niñas y niños han realizado en el taller que hemos llevado a cabo en La Artigua y que llevó por título, precisamente, Recorridos inesperados.
En sus obras las peques y los peques comenzaban con timidez a ejecutar sus trabajos pero poco a poco, ese proceso fue cambiando y con él sus obras, sus emociones su posicionamiento ante su propio trabajo y, por tanto, aunque de forma no tan consciente, su vida presente.
Las emociones, ese cúmulo de reacciones que todos experimentamos y que son tan inesperadas, en algunas ocasiones, que no sabemos cómo reaccionar. Emociones que en un momento adquieren luminosidad guiando nuestro recorrido y el segundo siguiente pueden ennegrecer nuestra visión hasta derribar nuestras fortalezas. Emociones que se contagian como el humo, como el aire o como lo ha hecho este virus del COVID.
¿Cómo podemos evitar que nos dominen? ¿Cómo podemos evitar que nos arrastren a caminos inesperados?
Las niñas y niños lo intentaron, intentaron aprender a, primero detectarlas, luego sentirlas y por último aprenderemos a manejarlas. Estos superpoderes que son tan importantes para nuestra supervivencia y a los que se les ha dado tan poca importancia, ahora poco a poco se van conociendo más y aprendiendo más de ellos, hasta que en un futuro sepamos cómo manejarlos y cómo controlarlos para su correcto y salvador uso.